jueves, 14 de junio de 2012

La vida de Lucha.


Me consideraba una chica fea, anómala y para cagarme más la existencia, con una muy mala reputación, aquella que mi ex enamorado y su mejor amigo me la crearon para saciar todo su ego de hombre macho que se respeta, porque así son los hombres, te tocan la teta y ellos cuentan que te tocaron todo el cuerpo, les dices que son encantadores y ellos en su diminuto cerebro procesan que una se muere por ellos.  Acostumbraba a andar con faldas largas y poleras de la  promoción de colegio, mucho más aterrador era cuando me levantaba con el pelo horquillado y sin maquillaje andaba bien campante por las calles limeñas, donde mientras más desnuda estas más ojos sientes en la nuca, en mi caso no me miraba ni el perro que meaba de pasada en un poste.

Todo empezó cuando me agrego al “Facebook” un extraño de mi universidad, yo era la más emocionada, comencé a darme cuenta que en verdad no vivía en una ciudad de ciegos, ya que recriminaba profundamente a esas rubias sin cerebro que veía fumando” marlboro”  rojo en la puerta de mi centro de estudios  y que todos veían su tinte carísimo. Me dijo que se llamaba Mateo, al poco rato, misma aguantada, quedamos en vernos en la esquina de mi casa, me dijo tantas tonterías que me enamoro. Sin darme cuenta ya teníamos tres semanas de relación y ya había perdido mi virginidad con una persona que no conozco bien, típico de muchas de nosotras.

Cuando en verdad me entere que Mateo era un bueno para nada, que paseaba por toda discoteca limeña agarrando de cojudas a ingenuas como yo; no tuve otra opción que revolcarme con su mejor amigo; mala decisión, pues a los cuatro días ya todo el mundo me conocía como la fácil. Me costó mucho superar esa etapa tan dura y rica en mi vida.

Ahí estaba el, con las manos largas y delicadas; con el cabello rizado, los ojos café y la voz tan exuberante, era primo de mi mejor amiga y definitivamente ya sabía que era soltero, pues nunca había tenido enamorada, era gay. Se llamaba Javier, estaba perdidamente enamorada de él.
En mi mente me sugestionaba pensando que  la suerte no me quería.

Martes a primera hora, salí a caminar y fumar  como todas las madrugadas, pues comenzaba a notar algunos rollos que de tener dos centímetros, veía que tenían dos metros; por pensar mucho mientras cruzaba la calle a dos cuadras de mi casa, vino una moderna camioneta y me embistió, solo recuerdo que desperté en hospital y que me dijeron que el causante del accidente se estaba haciendo cargo de todo, pero era por gusto, pues ahora soy minusválida. La vida me cambio drásticamente y con ello  aprendí que nada es imposible cuando en verdad quieres alcanzar una meta. Me propuse a estudiar y acabe mi carrera, ahora tengo una buena profesión y un esposo maravilloso.

CON ESTA PEQUEÑA HISTORIA QUIERO RECALCAR QUE NOSOTROS PODEMOS TODO, SIEMPRE Y CUANDO ASUMAMOS LOS RIEGOS, COMO ESCUCHE UNA VEZ, SI A LA VIDA LE OFRECES UN CENTAVO, LA VIDA TE DEVUELVE UN CENTAVO. VIVAN QUE LA VIDA ES SOLO UNA Y ES AQUÍ Y AHORA.

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