Es impredecible tu mirada en mis pupilas, mientras me
acuerdo como mi lengua desvestía tu piel en esa noche clara por el fuego que encendida por nuestra pasión,
nos alumbro una eternidad.
Gracias por darme sed y satisfacerme con tu sudor toxico e inigualable,
eres fuente de miel en mi atrofiada vida, que gracias a Dios fue rediseñada por
el las fuertes ráfagas de viento que hicieron mis ángeles con sus alas.
Es tan placentero hacerle el amor a la vida todos los días y
levantarte con una sonrisa para comerte
al mundo desde el amor y la humildad…
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