miércoles, 1 de junio de 2011

Llamenlo como quieran.

Sentado con un cigarrillo en la mano y el otro sobre mi cabeza, pensando en cómo mis ojos se dilatan al entrar en el profundo rencor, odio, placer y pasión por lo que me gusta hacer. Como la vida va por ahí caminando, yo haciéndome su amigo, sabiendo que algunos amigos no son fieles, porque sé que algún día dejara de darme esa amistad, tan dura que me tortura al recordar recuerdos turbios e inspiradores, siendo lo único que me inspira, ya que musas, solo en mitología, si existe una que se presente y diga acá estoy, igual me haría el ciego porque si en verdad fuera lo que dice, estaría en un museo.

Por secuencias me baso en sentimientos y me oriento hacia ellos, lo acepto que cada vez más y mas y mas…

Ese es otro tormento que me prepara a encenderme otro cigarrilo, aquella debilidad que mostré a mis enemigos, los cuales creo que se aprovechan de ello, pero no es una amenazas, es una afirmación, espero que no se choquen con algún material en el cual rebotaran y se arrepentirán toda su puta vida de haberse metido con quien no deben meterse y donde no debieron meterse.

No tuviera miedo de jugar la ruleta rusa, al contrario estaría ansioso por experimentar el miedo y la muerte de muy cerca, sin rogar a nadie por suerte, solo porque suceda lo que tenga que suceder. Dicho sea, algún día la jugare sobrio.
Con esa misma arma, la cual siempre la llevo a todas partes y la considero guarda vida más que otros orangutanes que dicen cuidarme; con esa misma el día que me quieran matar no me esconderé, al contrario saldré a darles la ofensiva con todas las ganas del mundo, pues si muero, moriré feliz porque al menos enfriare a algún hijo de puta que para su mala suerte, se convirtió en mi enemigo. Como dije párrafos atrás, rebotaran con toda la fuerza que me hicieron daño.

Si mi arte fueran balas, hubiera matado a muchos, no deseándoles una muerte placentera y feliz, si no una tan atroz y repugnante como ellos.

Jesús dijo alguna vez que amemos a nuestros enemigos, en este caso, al carajo con él.

1 comentario:

F. dijo...

igual el trabajo de musa es agotadoramente aburrido. Dejarle el privilegio de pensar y de crear a otro a mi costa? conformarme con ser un ente bellamente inmovil? ja! eso se llama naturaleza muerta. Dejaselo a "esa" y "aquella" que en lo particular, yo para hacer eso, soy una total inutil.