martes, 30 de agosto de 2011

Mi refugio.

Cuatro paredes de paz, puerta de madera mujer común con lepra de papeles.

Mesa de mafia y conspiración, silla del buda en reflexión.

Lugar donde como, fumo, escribo y tu Apolo bebes.

Limbo de fusión entre mi cerebro, mis dedos y el teclado, punto de tertulia de los dioses, dicen que huele a humo, otros que huele a incienso. La verdad huele a sudor de azufre con prosas corrosivas llenas de la verdad en mi alma que pudre al amor.
Todo lo que tengo vive en este cementerio de humanos, mí de lujuria con Calíope.

Bar donde bebo junto todos los inmortales el mejor te de infusiones sentimentales.

Aquí vivo, viviré, aunque sea mi aroma.

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