miércoles, 5 de octubre de 2011

Son las doce y sin retorno.

Deja de mirarme con esas lágrimas de carnaval en primavera, con esos labios gastados y labial rojo. Sígueme de cerca para perderte nunca y tenerte siempre.

Dices que soy el alba en tu pechos robustos rosados, me voy cabizbajo diciendo que mientes, llorando vivencias que nunca existirán, solo me éxito al verte autodestruirte mientras gimes mentiras al fornicar con el viento seco de un invierno plomo.

Me fumo los dedos marrones y tomo extracto de nicotina para olvidar el día que te conoceré de por vida.

Ahora sentado en el cimiento de mis propios ideales bipolares observo como la luna gira encima de mi lapida de mármol llena de gusanos de seda y mariposas prostitutas.

Me voy sin despedir porque no volveré y prefiero ser ausente eterno que presente momentáneo en tu mente voluble llena de ternura y cariño. Devuélveme la pluma y el tintero de sangre para poder respirar sufrimiento con sabor a derrota y venganza, solo quiero que me mires a través del sol para cegarte con un beso profundo lleno de lo que aun no se…

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