domingo, 17 de abril de 2011

Amor entre letras

No mas drogas, lo prometo, fueron mis últimas palabras antes de entrar en rehabilitación debido a mi adicción a ellas. Lo tenía casi todo, mucho dinero y placeres incalculables durante las orgias que hacía con mis amigos de la universidad, donde lo único que se escuchaban eran jadeos y risas debido al cannabis. Fue en una de esas estupideces de adolecente donde embaracé a una de mis “amigas” que no merecían llevar ese adjetivo. En mi mente confundida, a la vez atrofiada por las drogas, era consciente que conocía todo con respecto a lo material, pero lo sentimental, nunca. Sabía que lo mejor de mi vida estaba por venir.

Disfrutaba escribir poemas con respecto a mis experiencias pasadas, era una persona sola, bohemia totalmente y con miedo a enamorarme, pues pensaba que el amor era como mi antigua adicción.

Un lunes, como todos los días desde que salí rehabilitado, todo era aburrido y rutinario, pues solo me interesaba escribir, autodestruirme psicológicamente y vender mis poemas a transeúntes aburridos en los vehículos de transporte público, de esta manera le alcanzaba a Alejandro, mi pequeño hijo, al menos para su gaseosa en sus recreos, él era un niño con más problemas que yo, pues su madre murió hace dos años con sobredosis, por el momento el vivía con su abuela. Cabe recalcar que vivía en un cuarto de 4 metros cuadrados, bajo la pobreza total, materialmente y sentimental sí, pero cultural no; eso fue todo lo que me heredo mi padre, después que yo mandara su imperio de empresas a la quiebra, pero, hay aprendí que lo material me viene y me va , pensando siempre en él y en el potencial intelectual que me heredo, lo cual estoy muy orgulloso .

Martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, días parecidos explícitamente a los lunes. Los domingos siempre llevaba a mi hijo al parque a enseñarle lo que escribía y a comprarle sus ya muy acostumbradas galletas de animalitos, que eran las más baratas de mercadito cerca de la casa de su abuela. Ahí es cuando uno va madurando, pues la vida es una línea recta llena de obstáculos por esquivar o aprender si chocas con ellos; todos los seres humanos respiramos aprendizaje, pues nunca dejamos de procesar algo en cerebro, hasta en la mas lenta y dulce agonía ,culminamos nuestro ciclo vital aprendiendo. En esa línea recta entre tantos obstáculos y tropezones, encontré un ser sentimentalmente sobrenatural y místico.
Cuando la conocí, me provocaba inspiración, paz interior, curiosidad; sentía algo que nunca antes había sentido y que nunca paso por mi austera cabeza experimentarlo.

La conocí en un museo, durante una exposición de fotografías, ya le me encantaban las fotografías tanto como a mi persona. Al observar que ella, al igual que yo saca un papel y se pone a escribir sobre , me di cuenta que lo mismo hacia yo; la maravillosa noticia era que ella tenía la pasión por escribir y tener la capacidad de ser observadora e idealista ,era todo lo que necesitaba para enamorarme de Maribel.

Así me la encontré en tres exposiciones seguidas, hasta que un le pedí un lapicero, pues yo no tenía. Al cruzarnos las miradas sentí que su alma estaba en mi cuerpo y la mía en el de ella; desde ahí comenzó una relación de amistad, llena de sinceridad y muchas conversaciones interesantes aparte de el resto de cosas que hacen los buenos amigos, lo que ella no sabía era que a yo estaba perdidamente enamorado de ella.

En una mañana de sol radiante y atardecer fresco para mi corazón, estábamos tomando un café por un parque miraflorino, luego nos pasamos a caminar por barranco, la ciudad que alguna vez fue de poetas ; con todo el fio húmedo y gris limeño; le cambie de tema, en un minuto, pues no aguantaba seguir con esa ansiedad que me consumía, pues la quería para durante y toda mi vida. Le dije que le tenía miedo al amor y ella me dijo lo mismo, en mi mente dije, “todo está en jugar y sudar”, me arrebate, diciéndole toda la verdad, siendo su única respuesta un beso de 10 segundos. Es un resumen de lo rara que sería nuestra relación de enamorados durante 8 años, ya que ambos le teníamos miedo a las relaciones serias y al matrimonio, inconscientemente ambos nos acostumbramos y logramos formar una familia con mi hijo Alejandro, aparte de ello le dimos una hermanita llamada valentina, ambos sacamos libros que fueron muy vendidos y nos dedicamos a ese rubro porque muy aparte de ganar mucho dinero y vivir de ello, eso era lo que nos apasiona y lo que nos unió para siempre.

Hoy tengo mucho dinero, unos maravillosos hijos que están superación, pues Maribel murió hace ya un año con cáncer al pulmón, pues fumaba ligeramente más que yo. Ahora es donde les puedo decir que el amor no es eterno como te pintan muchas telenovelas, el amor es duradero y tenemos que aprovecharlo al máximo mientras se pueda, yo gracias a Dios lo aproveche al máximo, el dolor me consume pues perdí a mi todo, pero mis hijos me llenan de amor, y eso me da ganas para salir adelante y seguir escribiendo. Para sacarlos adelante, cuando veo a valentina tiene la mirada de su madre y cuando observo a Alejandro tiene su sonrisa, así nos compenetramos los tres siendo unos mismo con el mismo amor que nos califica como seres amados. Antes de conocer a Maribel me inspiraba el dolor y el placer, cuando la conocí me inspiraba el amor que le tenía; ahora lo que me inspira profundamente es el amor y el dolor, que hipócritamente vendrían a ser lo mismo, en conclusión amor el amor y me da dolor amarlo.

5 comentarios:

F. dijo...

Le falta algo...

elburroquenosabeleer dijo...

le falto mucho,no tuve la pausa que tenia en las otras, deje llevar mi imaginacion mas hallas que mi inspiracion.reconosco que es una de las peores historias que hice.

F. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
F. dijo...

no, a decir verdad creo que definitivamente eso le falto: imaginacion y claro esta, paciencia, por demas esta bien, aunque pusiste demasiado en poco espacio.
Salu2 bichito.

elburroquenosabeleer dijo...

gracias por las criticas constructivas, humildemente digo que si me falto tiempo al tiempo;no justifico, por que es el peor hijo que pude traer al mundo desde mi punto de vista autodestructivo, pero me llene de muchas ideas en mi cabeza y eso mato mi imaginacion, haciendo que escriba antes de pensar y no como en la mayoria de mis casos, escriba pensando a la vez.